DEL IDIOMA
Tenesmo, pujo y esfuerzo
Ángel
Manuel Tundidor Bermúdez
Hospital General Docente "Guillermo Domínguez".
Entre los vocablos de uso urológico que generan mayor confusión
aun en nuestros días, se encuentra el binomio pujo-tenesmo referido a
la patología vesical. Su enseñanza, incluso, ha sufrido algún
cambio a lo largo de los años. Así, en la primera edición
del texto cubano de Urología para estudiantes de Medicina, el tenesmo
vesical se definía como "el deseo frecuente o mantenido de orinar,
acompañado de dolor intenso, que no se alivia con la micción"1.
Sin embargo, en ediciones sucesivas aparece en términos más o
menos explícitos como "una contracción de la musculatura
vesical totalmente involuntaria, que se manifiesta por la sensación subjetiva
de deseo de orinar o de plenitud vesical, y que es independiente de la cantidad
de orina que haya en la vejiga, pues puede presentarse incluso en estado de
vacuidad vesical"2-4. En cambio, el pujo se ha mantenido prácticamente
invariable en las distintas ediciones, como "el esfuerzo que el enfermo
realiza cuando experimenta alguna dificultad para realizar la micción
o quiere forzarla"1-4. Por su parte, la Real Academia Española
(RAE) hace sinónimos pujo y tenesmo: "Gana continua o frecuente
de defecar o de orinar, con gran dificultad de lograrlo y acompañada
de dolores"5,6. Otros diccionarios médicos respaldan
esta definición7-10. Por último, pujar, según
la RAE, es "hacer fuerza para pasar adelante o proseguir una acción,
procurando vencer el obstáculo que se encuentra"11.
Como vemos, en
la génesis de los síntomas que nos ocupan intervienen 3 fenómenos
que suelen actuar sincrónicamente como expresión de la irritación
de la mucosa vesical, a saber:
Es a esa contracción
involuntaria (con el resto de las características ya descritas) a la
que el común de los cubanos y quizás también otras naciones
hispanohablantes dan el nombre de pujo, a contrapelo de lo recogido en los diccionarios
y en los libros de Medicina. Resulta, pues, más juicioso y a la vez más
sencillo, reajustar en este caso nuestro lenguaje al uso de nuestros pacientes.
Para ello proponemos aceptar y generalizar las siguientes definiciones:
Visto de este modo,
pujar es un acto voluntario; tener pujos, no. Esto, de cierta manera, puede
parecer o constituir una paradoja; pero así lo ha querido ese hacedor
supremo del idioma: el pueblo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Colectivo de
autores. Texto de urología. La Habana; 1971. p. 4.
2. Colectivo de autores. Texto básico de urología. La Habana;
1978. p. 12-3.
3. Portilla Sánchez R, editor. Urología. La Habana: Pueblo y Educación;
1985. p. 39.
4. Colectivo de autores. Temas de Urología. La Habana: Ciencias Médicas;
2008. p. 44.
5. Diccionario de la Real Academia
Española. Fecha de acceso: 14 de junio de 2014.
6. Diccionario de la Real Academia
Española. Fecha de acceso: 14 de junio de 2014.
7. Diccionario Espasa de Medicina [CD-ROM].
8. Diccionario médico etimológico [CD-ROM].
9. Diccionario terminológico de ciencias médicas. 11ª edición.
Barcelona: Salvat; 1978. p. 976.
10. Diccionario médico-biológico
(histórico y etimológico) de helenismos. Fecha de acceso:
14 de junio de 2014.
11. Diccionario de la Real Academia
Española. Fecha de acceso: 14 de junio de 2014.
Recibido:
14-08-2014
Aprobado: 14-12-2014
Correspondencia:
Ángel Manuel Tundidor Bermúdez Hospital General Docente "Guillermo
Domínguez". Puerto Padre, Las Tunas. Cuba. Correo electrónico:
tundidor@ltu.sld.cu